Orejas blanditas y despegadas: perspectiva de una mujer joven
Mi problema viene desde la infancia. Desde el colegio me daba vergüenza ponerme el pelo por detrás de la oreja o incluso hacerme una coleta. Pese a que mis amigas y familiares me decían que no era para tanto o que eran tonterías mías, yo no estaba cómoda con mi aspecto. De hecho, yo sentía que tenía dos problemas. Por un lado, mis orejas estaban un poco más separadas de lo normal. A esto se le sumaba que tenía poca cantidad de cartílago, es decir, que mis orejas siempre han sido muy blanditas.
Pese a considerarme una persona muy extrovertida, siempre he tenido este tema muy bien “estudiado” a la hora de relacionarme, desde cómo colocarme unas gafas de sol, hasta cómo peinarme. Pero llega un momento en que te cansas. Sobre todo cuando sabes que hay solución. Que no tienes por qué estar así toda la vida. Pero claro, al escuchar la palabra “cirugía” me echaba para atrás. Y es ahí cuando recordaba las palabras de mis amigos diciéndome que lo mío era una “tontería”. Pensaba “¿Cómo me voy a meter en una operación por esto?”. Entonces rechazaba la idea. Quizás por falta de información. Quizás por miedo. Quizás por las dos cosas. Así que seguía con mis trucos para que, de cara a la galería, mis orejas no destacasen lo más mínimo y de me viese de lo más encantada. Pero la realidad era muy distinta.
«Necesitaba un cambio que me ayudara a dejar de pensar en ello».
Un día estaba en el trabajo hablando con una compañera que había estado de baja un par de días. Resulta que se había operado del pecho. Estaba muy satisfecha con el resultado y con el trato que había recibido durante todo el proceso.
Me comentó que se lo hizo en la clínica PorcunadeBenito. Así que busqué información en su página web y ahí estaba, la otoplastia. La verdad es que me sorprendí mucho al ver que era una técnica muy poco invasiva y con anestesia local. Así que no lo dudé y pedí cita para que me vieran. Desde el primer momento los doctores se portaron fenomenal conmigo y me explicaron todo para que no me quedase con ninguna duda. Así que me animé y decidí acabar con ese complejo que había arrastrado durante años.
Después de la intervención, he de decir que el resultado es más que satisfactorio. No solo han conseguido que mis orejas estén en su sitio, sino que ahora mi aspecto es mucho más uniforme. Sobre todo han logrado algo muy importante, aumentar mi autoestima y seguridad en mí misma. Ahora ya no tengo que inventarme trucos a la hora de peinarme o ponerme las gafas. Sólo tengo palabras de agradecimiento a toda la clínica, y en especial a los doctores Antonio e Isabel por haberme dado un trato tan profesional y cercano.