CAMBIOS EN LA PIEL
A partir de los 25 años empiezan a manifestarse los primeros signos de envejecimiento en la superficie de la piel. Éstos comienzan con unas pequeñas líneas de expresión y, con el tiempo, se marcan las arrugas y se producen pérdidas de volumen y densidad. La edad es un factor decisivo en el envejecimiento cutáneo pero también otros como los ambientales influyen en la firmeza, la elasticidad y la capacidad de regeneración epidérmica. Tanto es así que las zonas de piel muy expuestas a la luz solar (la cara, los hombros, la zona del escote y el dorso de las manos) se deterioran mucho antes que aquellas que mantenemos protegidas. Los cambios más evidentes son:
- Adelgazamiento de la capa externa de la piel (epidermis)
- Reducción de células con melanocitos (pigmentación). Por eso, la piel envejecida es más delgada, pálida y transparente (traslúcida).
- Aparición de manchas pigmentadas grandes en zonas expuestas al sol.
- Debilitamiento de los vasos sanguíneos de la dermis que se vuelven más frágiles. Esto lleva a que se presenten hematomas, sangrado debajo de la piel, hemangiomas capilares y afecciones similares.
- Sequedad por la menor producción de aceite en las glándulas sebáceas.
- Aparición de papilomas cutáneos, verrugas, queratosis y otras manchas son comunes en las personas mayores.