¿Qué son? ¿Para qué se utilizan?
Con el tiempo, la piel pierde progresivamente sus facultades de regeneración y sus propiedades de elasticidad y flexibilidad. Con el fin de prevenir y tratar los problemas cutáneos y frenar los efectos del envejecimiento, podemos ayudarnos de peelings además del cuidado diario de la piel. Se trata de un procedimiento en el que aplicamos un agente químico sobre la piel con el objetivo de producir una exfoliación para regenerar de forma natural el tejido. Según la sustancia utilizada se producirán distintos niveles de actuación y se corregirán defectos más o menos profundos. La elección vendrá determinada por factores como el tipo de piel, el historial clínico general, la edad y el estado cutáneo. Es una técnica que permite tratar el foto y crono envejecimiento, las arrugas superficiales y profundas, la textura irregular de la piel, los poros dilatados, la pérdida de luminosidad, el acné, las alteraciones en la pigmentación, las cicatrices, el melasma, la queratosis actínica y la discromía, entre otros. Mediante este tratamiento se consigue una renovación de la superficie de la piel a través de un incremento de la producción de colágeno. A nivel visual, esto se traduce en una piel sana, rejuvenecida, tersa y libre de impurezas, atenuando arrugas y mejorando su aspecto y coloración.