Pérdida de definición de los ángulos faciales
Uno de los rasgos faciales más comunes del envejecimiento es la pérdida de volumen en los pómulos consecuencia tanto de la caída de la musculatura y la piel como de la pérdida de grasa y volumen óseo. Todo ello tiene como resultado caras más planas y redondas que poco a poco han perdido la definición de los ángulos faciales. En personas jóvenes los pómulos suelen estar definidos, hecho que aporta angulación a la cara y contribuye a dar un aspecto elegante, fresco y sensual. Por el contrario, unos pómulos poco marcados muestran un rostro achatado, triste y avejentado. Por este motivo, esta parte de nuestra anatomía juega un papel clave en la estética del "triángulo de la belleza facial" que enmarca las facciones. Con la edad, los pómulos pierden tamaño, adelgazan y pierden proyección a la vez que descienden por el debilitamiento de los ligamentos. Además, aumenta la grasa y la flacidez alrededor del mentón, por lo que el "triángulo" se invierte y nos vemos mayores. Un aspecto a tener en cuenta es que los pómulos son pilares fundamentales que soportan el resto de tejidos de la cara y mantener su volumen implica disimular el surco nasogeniano y el envejecimiento facial en general.